Pregón 2.017

Pregón de la Semana Santa 2.017 a cargo de:

 

D. Jorge de la Chica Roldán

Periodista de COPE Granada. Director del programa "Cruz de Guía".

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Pregón Semana Santa Quintanareña 2017
Audio completo del Pregón de la Semana Santa Quintanareña 2017, a cargo de D. Jorge de la Chica Roldán, periodista de COPE Granada.
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25/03/2.017

Sr. Cura Párroco de Santiago de la Espada de Quintanar de la Orden.

Sr. Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Quintanar de la Orden.

Presidente de la Junta de Cofradías y Hermanos Mayores.

 

Quintanareños y quintanareñas:

 

La vida material del ser humano transcurre entre el tiempo y el espacio. Hoy es Cuaresma del año de Nuestro Señor marcado en el calendario con el número 2017 y el Pregonero viene a la universal región de La Mancha. Ese es el contexto espacial y temporal que da vida a mis palabras.

 

El Pregonero viene desde el Reino de Granada.

 

El Pregonero ha cruzado Despeñaperros y se ha adentrado en La Mancha. Y lo ha hecho, no como el viajero que surca esta inmensa llanura en un tránsito hacia otro lugar, sino para adentrarme en ella.

No soy hombre de viajes. Mientras esbozo este Pregón, tengo la fortuna de tener frente a mí los muros rosa de la Alhambra con aspecto de papel secante, de cuya vera rara vez de me separo. Mi Torre de la Vela y el tañer de su campana, son la sombra donde cobijo mi vida.

Sin embargo, a veces siento la necesidad de adentrarme en otras tierras y La Mancha ha sido mí destino en varias ocasiones.

En una quise venir a ver el gran Palacio del Almirante Álvaro de Bazán, mi paisano. Pocos sabrán que aquí en la llanura manchega, en el pueblo de El Viso del Alcor, quiso instalar su sede el gran almirante granadino. Surge inmenso, renacentista. El que fue su centro de operaciones, está hoy convertido en Archivo de la Armada española. Me han contado que quiso instalarse aquí donde no había mar, además de porque pudo y porque quiso, que cuenta leyenda, porque era lugar equidistante de todos los puertos de “las Españas”.

En otra ocasión, me adentré en la Mancha casi con un espíritu místico para visitar la última morada de Quevedo, en Villanueva de los Infantes. Llegué, me arrodillé ante su cama y recé por su alma, como muestra de gratitud por la literatura que nos había regalado aquel genial escritor.

Y este año me he venido a Quintanar, tierra de Cervantes. A estos parajes también debo gratitud, no solo por la belleza serena de su tierra repleta de campanarios, caminos cargados de vidas y molinos al viento, sino muy especialmente por el personaje de Alonso Quijano, a quien tuve la oportunidad de dedicar una pequeña obrita teatral, que se representó durante un curso por los institutos granadinos y que a falta de grandes ingresos económicos, me dio la alegría de poder contarles la historia de aquel caballero andante a tantos jóvenes que pensaban que se trataba de un personaje que en nada iba con ellos y que terminaban por entender, al menos como una suerte amena de aventuras y desventuras.

La Mancha no se entiende sin la historia de las órdenes militares, muy especialmente aquí la de Santiago. Quitanar así lo reconoce y por ello se llama de la Orden. Con los Caballeros de Santiago la religión cristiana abandonó ese estatus de segunda fila en el que se había de desarrollar en el tiempo de la dominación musulmana, cuando aquí habitaban los mozárabes, cristianos que conservaban su fe bajo un régimen de naturaleza islámica.

Parece ser que fueron aquellos mozárabes los primeros pobladores de Quintanar, que entonces no sería todavía de la Orden. Y ellos hubieron de ser los primeros en celebrar aquí la Semana Santa. Imagino sus ritos extensos, dilatados en el tiempo, con cantos en forma de salmodia, entre las paredes de sus modestos templos, supongo que con pocas posibilidades de sacar en procesión su fe. Pero ellos debieron celebrar aquí las primeras semanas santas.

Imagino, que cuando llegaran los caballeros de Santiago, se les permitiría ya aquello mozárabes el culto público y a buen seguro que celebrarían con júbilo procesión de palmas para el Domingo de Ramos y cortejos penitenciales en los días fuertes de cada Semana Santa.

A aquellos primeros celebrantes de la Semana Santa de Quintanar, evoco hoy en las primeras líneas de mi Pregón, queriendo así reconocer una Semana Santa que además de lucir el título de Interés Turístico Regional, debe también lucir otro menos administrativo, pero mucho más profundo: el de Semana Santa Centenaria.

Las piedras de los templos quintanareños, sus calles nunca agotadas de tanto caminar, los corazones y las almas de los vecinos de Quintanar de la Orden, han sido testigos de muchas semanas santas y también de muchas cuaresmas.

El Pregonero viene a anunciar una Semana Santa y lo hace en una Cuaresma. Y en este punto quisiera ahora situarme, con la venia que me habéis dado al cederme este atril, en un gesto de gratitud al que trato esta noche de hacerme acreedor.

Soy periodista, cuento lo que sucede y además de ceñirme a los hechos, trato de poner luz sobre ellos para su correcta interpretación. Cuando al comienzo de la presente Cuaresma realicé uno de los programas de radio que por fortuna me permiten dirigirme a los oyentes que tienen a bien escuchar mi voz, lancé un mensaje, que hoy también quiero compartir con nosotros.

A veces pensamos que la Cuaresma es el tiempo de preparación para vivir la Semana Santa. Y en alguna medida es así. Sin embargo, el fin último de una Cuaresma, como esta de 2017, es prepararnos para vivir la Pascua de Resurrección. El fin último de este hermoso tiempo que nos regala la liturgia, es reconocer la figura de Cristo Resucitado.

Sé que el misterio de la Resurrección de Jesús, pertenece al terreno de la fe, pero no podemos perderlo de vista.

Mirad, hay dos asuntos sobre los que debemos de insistir los católicos, dos asuntos de fe. La Resurrección del Señor y la Eucaristía. Ahí los dejo apuntados, para que trabajéis en ellos. De especial relevancia ambos en el mundo cofrade.

El Jesús azotado, maniatado, torturado, clavado en la Cruz, alcanza su dimensión definitiva desde el punto de vista religioso, en el momento de su Resurrección. Hay argumentos sobrados para profundizar en este misterio.

Y Jesús está de forma permanente con nosotros, en muchas facetas, pero especialmente en la Eucaristía que deben ser el centro de nuestra vida. La Misa es un acto muy cofrade, en tanto memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Cada Misa es como una pequeña Semana Santa.

Y debemos de mimar la Misa. Debemos adecuar su duración a la capacidad de atención del ser humano. Cuidar que las lecturas se proclamen de forma inteligible, ágil, atractiva. Procurar que las homilías se atengan a los principios básicos de la comunicación de nuestro tiempo. Estudiar convenientemente la sonorización de los templos, nada sencilla, pero sin duda imprescindible. Podría dar una charla completa de orientaciones sobre cómo cuidar la Misa, no en su contenido, pero sí en su forma, pero sólo permitidme insistir, mimemos la Misa e impliquémonos en esa labor todos. Y si aun así, la Misa a la que podemos asistir no alcanza estas expectativas, debemos colaborar para lograrlo y no siendo posible, hacer de ella un momento para la oración y el recogimiento, pero nunca abandonar la práctica de la asistencia a Misa. Si os sirve como ejemplo, durante años mi parroquia era un lugar en el que apenas se entendía que se decía, debido a una dificultad acústica. Lo que hice fue concentrarme en la oración en aquellos momentos en que nada entendía y tuve algunas de las oraciones más hermosas y fructíferas en aquella misa que seguía más con la vista que con el oído. Pude haber buscado otro templo, pero aquella era mi Parroquia y tenía una obligación moral por vivir, siquiera unos minutos a la semana con mi comunidad más cercana.

Aun con lo dicho, incluso sin nuestra vivencia en Cristo Resucitado y en su presencia Eucarística, el universo cofrade, aunque empequeñecido y mutilado, tendría una importancia impresionante, de primer orden, por cuanto los valores que imprime la figura de Jesús son de gran beneficio para la sociedad. Jesús nos ha enseñado amar al prójimo. Y digo que nos ha enseñado, porque nos da la clave sobre cómo hacerlo: Amar al prójimo como a uno mismo. Debemos empezar por amarnos a nosotros mismos y esa misma medida de amor propio, entregarla a los demás. Llegarán momentos de heroísmo, en los que nuestro amor hacia al prójimo, nos lleve incluso a desprendernos de nuestro amor propio. Pero ese valor heroico, llegará si podemos. Antes, nos bastará con amar al prójimo como a nosotros mismos.

Las cofradías, que son las que hoy nos han llamado a esta cita del Pregón, resultan instrumentos muy válidos para todo cuanto trato de explicaros hoy aquí. Primero una vida de entrega a los demás. Decía San Agustín: Ama y haz lo que quieras. Segundo: profundicemos en los misterios de la fe.

Las cofradías católicas son asociaciones de fieles que persiguen unos fines, fundamentalmente de carácter religioso. Hay otro tipo de cofradías de carácter no católico que reúnen a personas con fines que no son religiosos. Las cofradías católicas también pueden perseguir esos otros fines no religiosos, pero sus fines fundamentales serán religiosos.

Ese valor diferenciador con respecto a otras asociaciones humanas es tal vez el responsable de que hayan perdurado en el tiempo, por cuanto el hombre es ante todo un ser religioso. Cuando un arqueólogo trata de determinar si uno de nuestros antepasados era o no hombre, hay un dato irrefutable: si practicaba ritos funerarios estamos indudablemente ante un hombre. El hombre es un ser religioso, en tanto se pregunta qué sucede después de la muerte. Luego podrá llegar a la conclusión que sea, pero si se lo pregunta, ya es un hombre. Por eso el hombre es un ser religioso.

Las religiones son la forma que tiene el ser humano de buscar respuesta a qué sucede después de la muerte.

La sociedad occidental está aparentemente desacralizada. Lo digo en el sentido de que ha disminuido grandemente la práctica religiosa. Deberán responder los sociólogos al motivo de esta circunstancia. Pero en esta desacralización hay una excepción: la religiosidad popular. El fervor popular en torno a procesiones, romerías, fiestas patronales etc., continúa prácticamente intacto, incluso en algunos lugares se acrecienta. Es cierto que en el fervor popular anidan en ocasiones prácticas desviadas del origen y de la esencia. Pero el hecho religioso, sigue congregando a las masas, tal vez, porque como dije, el hombre es un ser fundamentalmente religioso, incluso el ateo, si es serio, primero se debe hacer una pregunta religiosa.

En nuestro tiempo, allá donde por fortuna existan, las cofradías son vehículos muy importantes que tenemos para esa nueva evangelización que propuso San Juan Pablo II.

Gracias a Dios, y espero que me admitáis la opinión, en Quintanar hay cofradías. Ellas son un elemento importantísimo, no me atrevería a decir que el único, pero sí importantísimo, para devolver a nuestra sociedad a la reflexión sobre los valores espirituales. Las cofradías como instrumento de evangelización, incluidos los alejados, porque muchos de los cofrades, no tienen otro nexo de unión con lo trascendente, que la interpelación que provoque en sus corazones la vida de la Cofradía.

Y en Quintanar, cuento en su Junta 13 cofradías.

13 agentes llamados a la evangelización.

13 asociaciones que viven en el seno de la Iglesia y que como demuestran, están dispuestas a trabajar por ella.

(El Pregonero va llamando una a una las cofradías que son representadas por uno de sus penitentes y explica el significado de los colores de sus hábitos y señalando su o sus días de salida. A continuación se hace la penumbra y abandona el atril para ir encendiendo los distintos elementos de luz que cada uno porta y explica el sentido de esa luz)

Participan además todas las cofradías en la procesión del Domingo de Palmas, heraldo de la Pasión, en la que todo gritamos Hosanna, que quiere decir sálvanos, y en la del Domingo de Resurrección.

Decía Antonio Banderas en su celebrado Pregón de la Semana Santa de Málaga, que la procesión del Resucitado debe ser la cofradía de las cofradías.

13 cofradías.

13 cofradías que deben estar, primero de todo, al servicio de los más necesitados. Las hermandades deben ser un pilar para Cáritas Parroquial o para cualquier otra actividad solidaria.

13 agentes de evangelización en el sentido más rotundo. La primera evangelización y la más rotunda, es con la procesión. Pero no es la única. Las cofradías deben considerar estar activas todo el año y participar en las catequesis para niños y también para adultos. Deben procurar que todos sus miembros tengan acceso a la confirmación. Si es necesaria una catequesis para cofrades, empréndase la labor. Y no desfallezcáis porque los frutos iniciales no sean numerosos.

Esta es la Semana Santa de Quintanar de la Orden, según la ha contado este Pregonero.

He dejado sobre mi mesa muchas notas y muchas ideas. Imposible comprimir en un Pregón cuanto significa este acontecimiento tan destacado.

Decía al principio que la vida material del ser humano transcurre entre el tiempo y el espacio.

El espacio desde donde hoy tengo el alto honor de dirigirme a ustedes, me resultad imponente. A lo arquitectónico, los aquí congregados aportamos el inmenso don de la devoción humana hacia lo divino.

El tiempo, por respeto al auditorio, se me acaba. Ya quisiera este pregonero seguir contándoles algo más sobre una de las grandes pasiones de mi vida: las cofradías. Quisiera imaginar que lo dejamos para otro día, porque conforme voy concluyendo la pronunciación de este Pregón, tengo la sensación de ir cerrando de forma involuntaria, pero irrenunciable, otra página de mi vida, aquella que me permitió ser un día pregonero de la Semana Santa de Quintanar de la Orden. Y me resisto a ello.

Ya imagino volver en alguna ocasión a hablar de cofradías entre la noche fría de llanura manchega, a convivir con los recuerdos de los mozárabes, de los caballeros de Santiago, de las huellas cervantinas del Quijote, con los aromas de los guisos del lugar, de tanta y merecida fama, y sobre todo de la hospitalidad con la que me habéis acogido. Ya imagino poder volver a rezar bajo las naves de estos recios templos y a la vera de estas bellísimas imágenes, que son iconos de nuestra fe …

Pero el Pregón concluye y en su recta final, quiere compartir con todos ustedes una sola palabra, para que nos ayude a vivir: hágase. Cuando rezo el Padre Nuestro, me detengo especialmente al decir fiat voluntas tua, que quiere decir, hágase tu voluntad. Y lo digo en latín, para dar sentido universal mi oración, uniéndome así al resto de los cristianos del mundo.

Los que son cofrades y los que no,

Los que tienen la fortuna de vivir su fe en libertad y los que no,

Los que consiguen gozar de una fe sólida y los que andamos escasos de ella.

Os pido que os unáis conmigo en esta oración final, que acepta la voluntad del Padre, por muy dura que a veces se nos presente.

Os pido, y me dirijo a los que tenemos fe o queremos tenerla, que os unáis conmigo, para que esta oración final, nos haga fuertes ante la adversidad.

Me permito decir en vuestro nombre y en el mío: Señor hágase tu voluntad y dame fuerzas para aceptarla.

Mi respeto y admiración a Quintanar de la Orden, sus cofradías y sus cofrades … y su Semana Santa.

He dicho.